Cristo es el único Camino Juan 14:6

jueves, 1 de diciembre de 2011

Pneumatología: Doctrina del Espíritu Santo



PNEUMATOLOGIA

La palabra pneumatología se deriva de la palabra griega, pneuma, que significa "espíritu," "viento," "aliento." Por tanto pneumatología es la doctrina del Espíritu Santo.

La doctrina del Espíritu Santo es una doctrina bíblica. La Biblia es la única fuente de donde nosotros podemos obtener cualquier información con respecto a EL. La religión cristiana es la única que tiene al Espíritu Santo.

A medida que estudiamos la doctrina del Espíritu Santo, téngase en cuenta que Cristo es el centro de la Biblia, el tema principal de los Escritos Sagrados en su totalidad. Si nosotros fuéramos a colocar a algún otro en su lugar, el resultado sería una verdadera confusión. El Espíritu Santo no puede desplazar al Hijo de Dios. El Espíritu Santo no vino a hablar de sí mismo, sino de Cristo. El individuo que continuamente habla acerca del Espíritu y omite al Hijo demuestra que realmente no tiene el Espíritu Santo morando en él.

I. LA PERSONALIDAD DEL ESPÍRITU SANTO

A veces cometemos el error de confundir personalidad con visibilidad. La personalidad no es un atributo del cuerpo; sino un atributo del espíritu. La verdadera persona que es Usted no ha sido vista por los hombres jamás, porque el cuerpo es una vestidura de su espíritu. Usted no es un cuerpo sino un espíritu que tiene un cuerpo.

A. PROPIEDADES PERSONALES.

1. El posee inteligencia. "Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu." (1 Corintios 12:8) Véanse: Is. 11:2-3; Neh.9:20;        I Ped.l:ll; II Ped.l:21; I Corintios 2:10-1 1.

2. El posee voluntad. "Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere." (I Corintios 12:11)

3. El posee poder. "Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo... con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evan­gelio de Cristo." (Rom. 15:13-19) Véanse: Zac. 4:6; Isa. 11:2; Ef. 3:16.
4. El posee conocimiento. "Pero Dios nos las reveló por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Es­píritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido." (I Corintios 2:10-12)

5. El es la fuente del amor cristiano. "Pero os ruego, herma­nos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios." (Romanos 15:30)

B. PRONOMBRES PERSONALES.

El nombre personal del Espíritu Santo es desconocido. El título, "Espíritu Santo," es una designación que explica lo que El es. Ese no es su nombre. El silencio de las Escrituras con respecto a su nombre personal es realmente significativo. El retiene su propio nombre, para que el nombre del Señor Jesucristo pueda ser exaltado. En el idioma griego, el título "Espíritu Santo" es un sustantivo neutro, pero siempre que un pronombre se halle en su lugar, dicho pronombre es masculino, "...yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros... Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho." (Juan 14:16-17, 26) Véanse: Juan 16:7,8, 13-15; Romanos 8:16-26.

C. ACTOS PERSONALES.

¿Por qué nosotros actuamos como seres humanos? Porque somos humanos. ¿Por qué el Espíritu Santo actúa como una persona?  Porque El es una persona.

1. El habla. "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado." (Hechos 13:2)

2. El intercede. "y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles." (Romanos 8:26)

3. El testifica. "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí." (Juan 15:26)

4. El ordena. "Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fué prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió." (Hechos 16:6,7)

5. El supervisa.   "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre." (Hechos 20:28)

6. El guía. "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir." (Juan 16:13)

7. El enseña. "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho." (Juan 14:26)

D. REACCIONES PERSONALES.

Pueden cometerse actos contra el Espíritu Santo que solamente pueden cometerse contra una persona.  El tiene sentimientos.

1. El puede ser contristado. “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual fuisteis sellados para el día de la redención."
(Efesios 4:30)

2. El puede ser enojado. "Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu: por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos." (Isaías 63:10)

3. El puede sen tentado. "Y Pedro le dijo: ¿Por qué convi­nisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti." (Hechos 5:9)

4. El puede ser resistido. "¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros." (Hechos 7:51)

5. El puede ser blasfemado. "Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo," (Marcos 3:29-30)

E. RELACIONES PERSONALES.

1. Con el Padre. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo." (Mateo 28:19)

2. Con Cristo. "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber." (Juan 16:14)

3. Con los cristianos. "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias." (Hechos 15:28)

F. DESIGNACIONES PERSONALES.

1. El nombre Paracletos. Paracletos es la palabra griega que significa "Consolador," o "uno llamado al lado para ayudar." "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, El dará testimonio acerca de mí." (Juan 15:26)

2. Otras especificaciones.

a. Espíritu de la promesa. "... y habiendo creído en él (Cristo), fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. (Efesios 1:13}

b. Espíritu de poder. "Y reposará sobre él (Cristo) el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová." (Isaías 11:2)

c. Espíritu de verdad. "...y os dará otro Consolador... el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros." (Juan 14:16-17)

II. LA DEIDAD DEL ESPÍRITU SANTO

El es una persona divina. ¡El es Dios! El es co-igual, co-eterno y no-existente con el Padre y el Hijo. No obstante, El es designado como la tercera persona de la Trinidad. En nuestras propias vidas, puede ser que existan personas que son iguales en posición social, pero en cargos están subordinadas unas a otras. Lo mismo es con el Espíritu Santo. Como Ser Divino, El es igual con el Padre, y el Hijo; pero en posición, El está subordi­nado al Padre y le da precedencia al Hijo. Nota: ¡No existen celos en la Trinidad!


A. ES DIOS EN El, ANTIGUO TESTAMENTO.

"Jesús" del nuevo testamento es "Jehová" del Antiguo Testamento, El Espíritu Santo del Nuevo Testamento es el Jehová del Antiguo Testamento. "Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo." (Jeremías 31:33)
Compárese: Heb 10:14-16. "Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré." .Este texto cita al anterior, intercambiando los nombres "Espíritu Santo" y "el Señor" por el nombre "Jehová."

B. EL ES LLAMADO DIOS.

1. En Hechos 5:3-4. "Y Pedro dijo: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? ... No has mentido a los hombres, sino a Dios." Ananías y Safira murieron instantánea­mente por haber mentido al Espíritu Santo. Ellos mintieron en el tiempo de la consagración. No fueron heridos de muerte por haber retenido su dinero, sino porque declararon haberlo dado todo. Mintieron al Espíritu Santo, y por lo tanto a Dios.

2. En I Corintios 3:16. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" Somos templo de Dios debido a que el Espíritu de Dios mora dentro de nosotros.

3. En II Corintios 3:17. "Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad."

C. EL POSEE ATRIBUTOS DIVINOS.

1. Omnipotencia. "Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." {Lucas 1:35)

2. Omnisciencia. "Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios." (1 Corintios 2:10) Véase: Lucas 2:25-32.

3. Omnipresencia. "¿A dónde me iré de tu Espíritu?   ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aún allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra." (Salmo 139:7-10)

4. Sempiternidad. "¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" (Heb. 9:14)

5. Amor. "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios." (Romanos 15:30)

6. Santidad. "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención." (Ef. 4:30)

D. EL REALIZA LAS OBRAS DE DIOS.

1. Creación. "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas." (Génesis 1:1-2) "Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra." (Salmos 104:30) "El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida." (Job 33:4)

2. Regeneración. "Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu." (Juan 3:3,5-8)

3. Resurrección. "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros." (Romanos 3:11)

4. Transformación. "Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." (Romanos 8:13) Véase: Calatas 5:16-24.

5. Salvación. “…mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios." (1 Corintios 6:11)

E. EL EJERCE LA SOBERANÍA DE DIOS.

"Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere." (I Corin­tios 12:11) Véase: Zacarías 4:6.

F. EL DEBE SER RECONOCIDO COMO DIOS.

1. Como lo establece la Gran Comisión. "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo;" (Mateo 28:18-19)


2. Como lo establece la bendición apostólica.   "La gracia del
Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén." (II Corintios 13:14)

3. Como lo establece la designación bíblica. "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias." (Apoc. 3:22)

4. Como lo establece la administración de la Iglesia. "Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo." (I Corintios 12:4-6)

G. EL DEBE SER CONFIADO COMO A DIOS.

"Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo." (Marcos 13:11) Véase: Romanos 8:26.

H. SE PUEDE PECAR CONTRA SU DIVINA VOLUNTAD.

"Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintiese al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad ... No has mentido a los hombres, sino a Dios." (Hechos 5:3-4)

III. LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO

A. SEGÚN LO DECLARA EL ANTIGUO TESTAMENTO.

Alguien ha dicho que el Espíritu Santo está mencionado ochenta y ocho veces en el antiguo testamento. No obstante esto, la enseñanza del Espíritu Santo no está tan clara en el antiguo Testamento como lo está en el nuevo testamento.

I. Sus manifestaciones.

a. Al venir sobre individuos. "Y alzando sus ojos (Balaam) vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él." (Números 24; 2) "Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jetfé; y pasó por Galaad y Manases, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón." (Jueces 11:29) Véanse: Jueces 3:10; 14:6.

b. Al derramarse sobre su pueblo. "Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos... hasta que sobre vosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque." (Isaías 32:13-15) Véanse: Jueces 6:34; II Crónicas 24:20.

c. Al llenar a los hombres. "Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte." (Éxodo 31:3) Véase: Miqueas 3:8.

d. Al posar sobre los hombres. "Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló, y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profesaron, y no cesaron." (Números 11:25) Entendemos que el espíritu que posó en ellos era el Espíritu de Dios. Véanse: Núm. 11:26; Isaías 11:2,

En el antiguo testamento, el Espíritu Santo nunca está represen­tado como morando permanentemente en una persona. El Espí­ritu Santo los llenaba para cierta obra, pero nunca tomaba el interior de ellos como su habitación. Ningún santo del antiguo testamento fue jamás bautizado con el Espíritu Santo. El Espíritu Santo comenzó a "bautizar" (sumergir) a creyentes "en el cuerpo de Cristo" en el día de Pentecostés. (1 Cor. 12:13)

2. Su ministerio.

a. En relación a la creación.

(1) Generación.

(a) De los cielos y la tierra. "Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento (Espíritu) de su boca. El junta como montón las aguas del mar, él pone en depósitos los abismos. Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de el todos los habitantes del mundo. Porque él hijo, y fue hecho; el mandó, y existió." (Salmo 33:6-9) Véase. Job 26:13; Génesis 1:2.

(b) De los animales. "¡Cuan innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios... Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra." (Sal. 104:24,30)

(c) Del hombre. "El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida." (Job 33:44) Véanse: Génesis
1:26,27; 2:7.



(2) Regeneración.

(a) De la tierra desordenada. "... y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas." (Génesis 1:2)

(b) De los muertos. "Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza hijo del hombre y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos y vivirán. Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo." (Ezequiel 37:9-10) Véase: Isa.55:3.

(c) Preservación. "Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra." (Salmo 104:30)

b. En relación a Satanás y el pecado. Desde el principio el Espíritu Santo se ha opuesto a la obra de Satanás en los hom­bres. "Y dijo Jehová: No contenderá mi Espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne: más serán sus días ciento veinte años." (Génesis 6:3)

c. En relación a Israel.

(1) Sus padres. (Abraham, Isaac, Jacob, José, etc.) "Y dijo Faraón a sus siervos; ¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el Espíritu de Dios?" (Génesis 41:38)

(2) Sus fundadores. (Moisés y sus ayudantes) "Entonces Jehová dijo a Moisés; reúname setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo y no la llevarás tú solo." (Números 11:16,17) Véanse: Núm. 27:18-19; Deuteronomio 34:9; Nehemías 9:20.

(3) Sus Jueces. "Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla..." (Jueces 3:10)

(4) Sus Reyes. Saúl: "Al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y el se encendió en ira en gran manera." (1 Samuel 11:6) Véase: I Samuel 6:1. David: "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Rama." (I Samuel 16:13) Véanse: Salmo 51:11,12; 143:10.

(5) Sus Sacerdotes. "Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías hijo del sacerdote Joiada..." (II Crónicas 24:20)
(6) Sus profetas. "Y pusieron su corazón como diamante, para no oír la ley ni las palabras que Jehová de los ejércitos enviaba por su Espíritu, por medio de los profetas primeros; vino, por tanto, gran enojo de parte de Jehová de los ejércitos." (Zacarías 7:12) Véanse: Neh. 9:30; Ez. 2:2; Dan. 5:1-14; Miqueas 3:8.

(7) El Santuario.

(a) El Tabernáculo. Nada fue dejado a la sabiduría humana. El templo no fue hecho por la habilidad natural del hombre. "Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte." (Ex. 35:31) Véanse: Ex. 28:3; 31:1-5.

(b) El Templo. "Y David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio...Todas estas cosas, dijo David, me fueron trazadas por la mano de Jehová, que me hizo entender todas las obras del diseño." (I Crónicas 28:11,19)

(c) En relación al Mesías. "El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar buenas nuevas a los abatidos, y a los presos apertura de la cárcel;" (Isaías 61 ;1) Véase: Isa. 11:2.

e. En relación al milenio. "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días." (Joel 2:28-29) "Después" significa después de la restauración de Israel. Véanse: Ezequiel 36:25-28; 37:14.

f. En relación  a la inspiración. "Estas son las palabras postreras de David. Dijo: David hijo de Isaí, dijo aquel varón que fue levantado en alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel; el Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua." (II Samuel 23:1-2) Véanse: Números 24:2; Hechos 1:16, 4:25; I Ped. 1:10-12; II Ped. 1:21; II Tim. 3:16-17.

B. SEGÚN LO DECLARA EL NUEVO TESTAMENTO.

1. El Espíritu Santo y Cristo.

a. La referencia a su obra en la antigua dispensación.

(1) En la Profecía. "Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos." (I Pedro 1:10)

(2) En los Tipos. El tabernáculo es un tipo de Cristo. Todo acerca de él revela al Salvador. El Espíritu Santo fue quien capacitó a los hombres para construir el tabernáculo. "Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce." (Éxodo 31:2-4)

b. En referencia a su manifestación terrenal.

(1) El nacimiento de Cristo. "Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1:35) Véase: Hebreos 10:5

(2) El bautismo de Cristo. "Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, eL cielo se abrió y descendió el Espíritu Santo sobre él, en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia." (Lucas 3:21-22} Véanse: Marcos 1:10-11; Juan 1:32-33.

(3) La tentación de Cristo. "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo..." (Lucas 4:1-2) Véanse: Mateo 4:1: Marcos 1:12.

(4) El ungimiento de Cristo. "...Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él." (Hechos 10:38) Véase: Lucas 4:18.

(5) La enseñanza de Cristo. "Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida." (Juan 3:34)

(6) Los milagros de Cristo. "Pero si hoy por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios." (Mateo 12:38)

(7) La vida de Cristo. "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto." (Lucas 4:1) Véanse: Lucas 10:21; Hebreos 9:14.

(8) La muerte de Cristo. "¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?" (Hebreos 9:14)

(9) La resurrección de Cristo. "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros." (Romanos 8:11)

(10) Los mandamientos previos a su ascensión. Lucas, en la introducción a los Hechos, dice que en su evangelio, "...hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido." (Hechos 1:1-2) Véase: Hechos 1:8.

c. La referencia a su obra durante esta dispensación.

(1) El glorifica a Cristo. "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber." (Juan í 6:1)

(2) El testifica de Cristo. "Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen." (Hechos.5:32)

(3) El honra a Cristo. "Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo." (I Corintios 12:3)

2. El Espíritu Santo y el mundo.

a. Convicción. "Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no crean en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más y de juicio, por cuando el príncipe de este mundo ha sido ya juz­gado." (Juan 16:8-11)

(1) De Pecado. La ocupación del Espíritu Santo no es convencer al mundo de asesinato, adulterio, etc. La ley de cada país hace eso. El Espíritu Santo convence al mundo de incredulidad: "...por cuanto no creen en mí." (Juan 16:9) Muchas veces confundimos la palabra "convencer," pensando que ésta significa hacer a uno sentirse culpable; pero ese no es el significado en absoluto. "Convencer" significa ser hallado culpable del pecado de incredulidad, ya sea que la persona se siente culpable, o no. Así es, el pecador es convicto, condenado, y espera ser senten­ciado. "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios... la ira de Dios está sobre él." (Juan 3:18,36) El Gran Trono Blanco no es donde se determina la cul­pabilidad del pecador; sino el lugar para sentenciarlo al grado de castigo que sus obras merecen.

(2) De justicia. ¿De qué manera el Espíritu convence al mundo de justicia? El Espíritu Santo no convence al mundo de la falta de justicia propia; sino que, lo convence de la justicia de Cristo. "...por cuanto voy al Padre." (Juan 16:10)

(3) De juicio. Si el mundo rechaza a Cristo, no le queda nada más que el juicio. "y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:12) El concepto que el mundo tiene del juicio futuro es muy confuso. El hombre tiene una idea falsa tras otra. No obstante, estas creencias universales, no importa cuan equivocadas sean, son una prueba positiva de que habrá un momento en que los hombres tendrá que dar cuenta a Dios. La Biblia es la única fuente verdadera que habla del juicio del Gran Trono Blanco.

b. Regeneración. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (II Corintios 5:17) Véase: Juan 3:5. Un hombre podría hacer excepciones, quizás pensando que fuera posible convertirse en un hijo de Dios de alguna otra manera, pero Dios no exceptúa a nadie. El demanda que todas las personas nazcan otra vez para entrar en el cielo.

c. Impedimento al Mal. "Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio." (11 Tesalonicenses 2:7) Uno de estos días, la desobediencia y la ilegalidad van a estar encabezadas por un sólo hombre, el Anticristo. Hay una Perso­na en el mundo que impide que el pecado se desenfrene total­mente, y esa Persona es el Espíritu Santo. Durante la Gran Tribulación, cuando el Anticristo sea revelado, el Espíritu Santo se hará a un lado, quitando su presencia santa e influencia represiva del mundo pecador y permitiendo que la humanidad se hunda en las profundidades de la degradación.

3. El Espíritu Santo y la Iglesia. Véanse: Efesios 1:22-23; 2:12-16; 3:4-16.

a. El Espíritu Santo nos sumerge en el cuerpo de Cristo. El bautismo del Espíritu es la operación mediante la cual la Iglesia está constituida. "Porque por un sólo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio un mismo Espíritu. (I Cor. 12:13)

Existen siete referencias al bautismo del Espíritu Santo. Cinco son proféticas (Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5); una histórica (Hechos 11:16) y una didáctica (I Corintios 12:13). En los cinco pasajes proféticos hallamos que dos hablan del bautismo del Espíritu, y de fuego, los cuales no son la misma cosa. El bautismo del Espíritu habla de la for­mación de la Iglesia, mientras que el bautismo de fuego habla de juicio. Los pasajes que hablan del bautismo de fuego son Mateo 3:11 y Lucas 3:16. Fue en estos pasajes que Cristo estaba diri­giendo su mensaje tanto a los salvados, como a las "víboras" (incrédulos). Las narraciones de Marcos y Juan no incluyen "el bautismo de fuego," porque éstas no se dirigen a las "víboras."

Todas las cinco porciones proféticas apuntan al futuro. El pasaje histórico mira hacia el pasado; por lo tanto, el bautismo del Espíritu viene entre los dos. Esto es entre Pentecostés y el arrebatamiento.

El bautismo del Espíritu Santo no fue el obsequio de poder que permitió que los apóstoles hicieran milagros, porque ellos efectuaron muchos milagros antes de ser bautizados con el Espíritu. La Iglesia es un organismo, no una organización, y el bautismo del Espíritu es aquel acto de Dios que une a los creyentes dentro de este organismo. Siempre que se unen las palabras "bautismo del Espíritu," éstas son aplicadas colectiva­mente, a un grupo, nunca a un individuo. ¿Cuándo fuimos nosotros y los corintios bautizados con el Espíritu? (I Corintios 12:13)

Cuando uno recibe a Cristo, es sellado en Cristo con el Espíritu.  "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa." (Efesios 1:13) La persona que confía en Cristo recibe también al mismo instante el bautismo del Espíritu.

Para la Iglesia de Jesucristo, había un sólo Calvario, y había un sólo Día de Pentecostés. El pecador, sin embargo, debe apro­piarse del Calvario por fe, y reconocer el propósito de Pentecos­tés por fe, para que ambos sean una realidad en su alma. Las dos experiencias, el Calvario y Pentecostés, tienen lugar inmediatamente en el momento que él acepte a Cristo como su Salvador y Señor personal.

Nos agradaría dar una explicación del versículo siguiente, por cuanto es usado por muchos para el argumento mencionado anteriormente: "Un Señor, una fe, un bautismo." (Efesios 4:5) Este verso no habla del bautismo del Espíritu, sino del bautismo por agua. En el contexto, el versículo que precede a este texto explica el bautismo del Espíritu: "Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de, vuestra vocación." (Efesios 4:4) El creyente está puesto en el cuerpo de Cristo por el bautismo del Espíritu en el momento que cree en Cristo; y recibe privilegio en la iglesia por medio del bautismo con agua.

El Día de Pentecostés siempre vino cincuenta días después do la Fiesta de las Primicias. La Fiesta de las Primicias era un tipo de la resurrección de Cristo. El segundo capítulo de Hechos registra la narración de los ciento veinte discípulos reunidos en el aposento alto, esperando que se cumplan los cincuenta días. El Espíritu Santo no vino en respuesta a la oración de ellos. Todas sus oraciones y ayunos no habrían apurado la venida del Espíritu. El debía venir a tiempo. Es inconcebible pensar que el Espíritu venga cuarenta y nueve, o aun cincuenta y un días después de la resurrección del Señor. No obstante, el Espíritu Santo vino exactamente 50 días después de la resurrección.

La tipología de la Fiesta de la Pascua se cumplió en el Calvario. Cristo no morirá otra vez. La tipología de la Fiesta de Pentecostés se cumplió con la venida del Espíritu, y no habrá otro Pentecostés. El Cordero de la Pascua jamás se ofrecerá otra vez. Jamás habrá otro Día de Pentecostés para la Iglesia. Todo fue cumplido una vez para siempre.

La fiesta judía de Pentecostés, originalmente, también era conocida como la Fiesta de las Semanas, cuando se juntaban la cosecha. En Levítico 23:22 leemos: "Cuando segares la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás. Yo Jehová vuestro Dios". Así que vemos que la cosecha era para tres clases de personas: (1) Israel, (2) los pobres y (3) los extranjeros.

Los tres grupos de personas recibían bendiciones de la cosecha. El bautismo del Espíritu fue el cumplimiento de la Fiesta de la Cosecha (de las Semanas, o sea, de Pentecostés) para tres clases de gente:
(1) Israel en Jerusalén. (Hechos 2:37-39)
(2) Los samaritanos (pobres). (Hechos 8:9-17)
(3) Los gentiles en Cesarea (Hechos 10:34-44)

*Lo que sigue es el proceso mediante el cual los tres grupos de personas antedichos recibieron el Espíritu Santo:

(1) Los judíos en Jerusalén.

(a) Arrepentimiento y fe en Cristo.
(b) Luego fueron bautizados con agua.
(c) Luego recibieron al Espíritu Santo. (Hechos 2:38,41)

(2) Los samaritanos.

(a) Arrepentimiento y fe en Cristo.
(b) Luego fueron bautizados con agua.
(c) Luego la imposición de las manos de Pedro.
(d) Luego recibieron al Espíritu Santo. (Hechos 8:4-16)

Nota: Parece que había un problema doctrinal y que Felipe les había predicado "el evangelio del reino," como lo había pre­dicado Juan el bautista (v.12); y se bautizaron sin entender el evangelio completamente. Véase: Hechos 19:1-6 Durante la infancia de la Iglesia, había un período de transición y existía confusión, porque el nuevo testamento no estaba en las manos de los discípulos. Pedro aclaró el mensaje y oró por ellos (v.16 17). A Pedro se le había dado la llave de la predicación para abrir la puerta de la salvación a todas las personas. (Mal. 16:19)

(3) Los gentiles en Cesárea.

(a) Arrepentimiento y fe en Cristo.
(b) Luego recibieron al Espíritu Santo.
(c) Luego fueron bautizados con agua. (Hechos 10:34 48)

Hubo dos obras del Espíritu en el día de Pentecostés. Estas no  deben confundirse. Las dos operaciones fueron el "bautismo" y la "llenura." Los creyentes fueron bautizados con el Espíritu en Pentecostés, a pesar de que la palabra "bautismo" no es men­cionada en Hechos capítulo dos. Sabemos que el bautismo ocurrió entonces debido a las palabras expresadas por el Señor Jesús poco tiempo antes de su ascensión. "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días." (Hechos 1:5)

Hay algunos que piensan que el hablar en lenguas fue una señal de que habían sido bautizados con el Espíritu, pero si nos fijamos detenidamente en el pasaje, hallaremos que ellos hablaron en lenguas debido a que estaban llenos del Espíritu. Nadie se convirtió mientras se hablaba en lenguas en el día de Pentecostés, pero tres mil fueron salvos cuando Pedro predicó el evangelio.

Pedro declaró, "Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán." (Hechos 2:16-18) ¿Qué cosa fue este "esto?" ¿El hablar en lenguas? ¡No! "Esto" es una cita de Joel, y lo estamos citando. Pedro estaba dando a Joel como ejemplo, porque Dios estaba efec­tuando aquellas cosas que Joel había profetizado, de las cuales los judíos fueron testigos.

b. El Espíritu mora en la Iglesia. "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?" (I
Corintios 3:16)

c. El Espíritu edifica la Iglesia. "En quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu." (Efesios 2:22)

d. El Espíritu administra la Iglesia.

(1) El pone a los pastores y nombra a los oficiales. "Por tanto, mirad por vosotros, y por todo et rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre." (Hechos 20:28) Véase: Hechos 6:3, 5,10.

(2) El dirige la obra misionera. "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado." (Hechos 13:2) Véase: Hechos 10:19.

4. El Espíritu Santo y el cristiano.

a. Comenzando en el Espíritu. "¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto sólo quiero saber de vosotros: ¿Reci­bisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?" (Gálatas 3:1-3)

Nos convertimos en cristianos solamente por la operación de Dios. El Espíritu Santo nos imparte una nueva vida. Esta vida viene por medio del nuevo nacimiento: "Os es necesario nacer de nuevo... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es." (Juan 3:5-6) Dios jamás ha tenido comunión con hombres irregenerados en ninguna dis­pensación hasta que ellos hayan aceptado y obedecido las condiciones de la salvación.

b. La residencia del Espíritu. "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?" (I Corintios 6:19) ¿Qué seguridad tiene el cristiano de que el Espíritu mora en él? ¿Por los sentimientos? ¿Por algún éxtasis sublime? No. ¡Por creer la promesa de la Palabra de Dios! El Espíritu pasa a morar en  el creyente cuando éste responda a lo que Cristo ha realizado, cuando él acepte a Cristo Jesús por fe. La prueba de la morada del Espíritu en el creyente no está basada en los sentimientos, porque estos pueden cambiar de un día para otro, mas la promesa de Cristo jamás cambia.

"En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie, y alzó la voz diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos  de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado." (Juan 7:37-39) Esta porción de la Palabra de Dios, claramente expresa que los discípulos no habían recibido aún el Espíritu Santo, pero que lo recibirían en el futuro, y ciertamente lo recibieron en Pentecos­tés. Juan 14:17 revela que ellos todavía no habían recibido el Espíritu hasta Pentecostés. "... porque mura con vosotros, y estará en vosotros."

Antes de Pentecostés, el Espíritu estaba con ellos; pero después de Pentecostés el Espíritu vivía en ellos. Ningún creyente debe orar como David oró: "No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu Santo Espíritu." (Salmo 51:11) David no estaba habitado por el Espíritu Santo. ¡Pero el cristiano sí lo está! "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él." (Romanos 8:9)

Otro texto bíblico que ha confundido a los hijos de Dios es Lucas 11:13. "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?" Algunos sostienen que debemos pedir el Espíritu para poder recibirlo: pero recordemos que esto se habló antes de Pentecostés. No tenemos ninguna Escritura que diga que uno debe pedir el Espíritu después de Pentecostés.

La última porción de las Escrituras que trataremos con respecto a la morada en el creyente del Espíritu Santo es Juan 20:22. "Y habiendo dicho esto, sopló y les dijo: Recibid el Espíritu Santo." Muchos dicen que en este momento los discípulos fueron habi­tados por el Espíritu Santo en vez de en Pentecostés. Sin embargo sabemos que ellos no recibieron el Espíritu Santo en ese momento, porque se les mandó "...que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días." (Hechos 1:4-5) Ahora bien, si ellos hubieran recibido el Espíritu Santo, ¿por qué debían esperar para reci­birlo?

c. El sello del Espíritu Santo. "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa." (Efesios 1:13)

*La palabra "sellado" se usa muchas veces en las Escrituras:

(1) El que sella. El que sella es Dios, el Padre. "Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones." (II Corintios 1:21-22)

(2) Los sellados. Hay dos que son sellados por el Padre: el Hijo y los creyentes. "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre." (Juan 6:27) "Y no contristéis al Espíritu Santo con el cual fuisteis sellados para el día de la redención." (Efesios 4:30) El Hijo fue sellado debido a quien El es. Nosotros somos sellados a causa de Jesús y de nuestra posición en El.
*Creyente es sellado en el momento que él acepta a Cristo como su Salvador. "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la prome­sa." (Efesios 1:13)

(3). E1 sello. El Espíritu Santo mismo es el sello. El sello no es asegurado mediante alguna experiencia emocional, sino mediante creer en Cristo. "... y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa." (Efesios 1:13)

(4) El significado.

(a) El sello significa pertenencia. Si estamos sellados, entonces tenemos el sello de propiedad de Dios sobre nosotros. "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo." (II Timoteo 2:19)

(b) El sello significa identificación. Esta es nuestra identifica­ción para el futuro. "En él (Cristo) también vosotros... fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria." (Efesios 1:13,14)

(c) El sello significa seguridad. En Apocalipsis 7:4-8 se habla de los 144000 sellados. Satanás es sellado y arrojado en el abismo durante el milenio. (Apocalipsis 20:3) Apocalipsis menciona siete sellos que ninguno, sino Cristo, puede abrir. (Apocalipsis 5:1 - 8:5) Nosotros, los creyentes, estamos sellados para la hora de nuestra redención. (Efesios 1:13-14)

(d) El sello significa una transacción consumada. "Y escribí la carta y la sellé, y la hice certificar con testigos, y pesé el dinero en balanza." (Jeremías 32:10) El sello del Espíritu Santo es la evidencia legal que testifica del hecho que nosotros formamos parte de la obra consumada de Cristo.

(e) El sello significa legitimidad. "Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia." (Romanos 4:11) Véase: Ester 3:12.

(f) El sello significa inmutabilidad. "Escribid, pues, vosotros a los judíos como bien os pareciere, en nombre del rey, y selladlo con el anillo del rey; porque un edicto que se escribe en nombre del rey, y se sella con el anillo del rey, no puede ser revocado." (Ester 8:8)
(g) El sello significa precio. "¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros?" (Deut. 32:34)

(h) El sello significa impresión. El siempre ha dejado su impresión en el lacre. Si nosotros estamos sellados con el Espíritu, su impresión debe estar sobre nosotros. "Ella muda luego de aspecto como barro bajo el sello, y viene a estar como con vestidura." (Job 38:14) "Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón." (II Corintios 3:3)

d. Las arras del Espíritu. "El cual (Dios) también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazo­nes." (II Corintios 1:22) Véase; II Corintios 5:5; Efesios 1:13.

Las "arras" son un símbolo que habla del futuro. Esta es una parte del pago parcial por aquello que será pagado en su totalidad en una fecha futura. Cuando una cantidad de dinero se paga en prenda (arras) sobre cierta propiedad, ambas partes quedan obligadas. Cuando Dios nos otorga sus arras, El queda obligado por tiempo y eternidad. El Espíritu Santo es las arras de Dios, la cuota inicial divina de nuestra salvación. El creyente todavía no tiene todas las cosas que debe recibir; aún queda más. Esto ciertamente hace dar vértigos a nuestra imaginación. Si el Espíritu Santo es sólo parte de lo que hemos de recibir, y El es Dios, y Dios es todas las cosas, ¿qué será el resto?

Si una cantidad de dinero ha sido entregada en prenda sobre alguna propiedad, y el comprador no pudiera completar la transacción, él habrá perdido su cuota inicial. Dios nos ha dado su cuota prendaria, el Espíritu Santo. Si El no pudiera comple­tar nuestra salvación, El habrá perdido su depósito; pero nosotros sabemos que esto es imposible. Por consiguiente, las arras del Espíritu son la garantía de nuestra salvación eterna.

(1) Ilustraciones de las arras.

(a) Los presentes a Rebeca. (Génesis 24) Estos regalos eran como arras, como una promesa de lo que vendría después. 152

(b) El fruto de Canaán. (Números 13) El fruto era las arras de aquello que estaba prometido, el gozo anticipado de su herencia.

(c) Los regalos de Booz. (Rut 2) Los puñados de grano dejados para Rut, y sólo para ella, eran únicamente las arras de lo que Booz tenía para ofrecer en matrimonio.

(d) Las primicias. (Levítico 23) Esta ofrenda mecida a Dios era las arras del hombre que indicaba que un diezmo de su cosecha aún sería traído a Dios.

(2) El dador de las arras.
¡Dios es el Dador! "Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones." (II Corintios 1:21-22)

(3) Descripción de las arras. El Espíritu Santo es las arras. "... las arras del Espíritu." (U Corintios 1:22)

(4) El lugar de las arras. Ese lugar es nuestros corazones. "... las arras del Espíritu en nuestros corazones." (H Corintios 1:22)

(5) La garantía de las arras.

(a) Garantiza nuestra resurrección. "Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo." (Romanos 8:23)

(b) Garantiza nuestra herencia. "Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padece­mos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados." (Romanos 8:17)

(c) Garantiza nuestra gloria. "Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo." (II Tes. 2:13-14)

e. La Llenura del Espíritu. "Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen." (Hechos 2:4) "Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios." (Hechos 4:31) "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu." (Efesios 5:18)

La llenura del Espíritu tiene que ver con la vida y la obra del cristiano, mediante la cual él es facultado para hacer aquello que ha sido ordenado por el Señor.

(1) ¿De_qué se trata? Existen numerosas opiniones en cuanto al significado de lo que es ser "lleno" del Espíritu. Algunos dicen que esto sucede cuando una persona nazca de nuevo. El creyente ciertamente recibe el Espíritu Santo al momento de su conversión, pero esto no es el llenado del Espíritu; esto es la regeneración del Espíritu. (Tito 3:5) Otros sostienen, "que el llenado del Espíritu es aquella experiencia por la cual el creyente recibe el Espíritu Santo algo más tarde, después de ser salvo." Sin embargo, la Palabra de Dios declara que todos los creyentes han recibido el Espíritu Santo. "Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él." (Romanos 8:9)

El "llenado" del Espíritu puede ser confundido para muchos a causa de esa palabra, "llenado." Las personas, en su mayoría, piensan de un llenado material, como cuando una vasija es llenada con agua. No obstante, el Espíritu no es algo material, sino una Persona. Es verdad que una vasija media llena puede ser llenada con más agua; pero es imposible para el creyente que ya tiene el Espíritu, poder obtener más de El. Uno no puede conseguir más de Dios, pero Dios puede lograr controlar más de la vida de uno.

Ahora bien, el creyente ya tiene el Espíritu, pero se le manda ser
"lleno" de El. El creyente es habitado por el Espíritu; es sellado con el Espíritu; es bautizado en el cuerpo de Cristo por el Espíritu; es regenerado por el Espíritu; y aún se le ordena que sea "lleno" del Espíritu. ¿Qué es el ser "lleno" del Espíritu?

Ser "lleno" es estar "controlado" por el Espíritu. Por tanto, al cristiano se le amonesta a que sea constantemente controlado, poseído y dominado por el Espíritu. Nosotros ahora sabemos el significado total de la expresión, "No es cuánto del Espíritu Santo que uno tenga, sino cuánto de uno que tenga el Espíritu Santo."

(2) ¿Cómo? ¿Es esta experiencia asegurada mediante la bús­queda y mediante la oración? No hay ningún pasaje en la Palabra de Dios donde una persona haya jamás orado para ser "lleno" del Espíritu y lo haya recibido esto es producido por nuestro sometimiento al Señor. Cuando nos rindamos a El, nuestras voluntades mueren, y su voluntad es la meta para nuestras vidas. Nuestras ambiciones pierden importancia y caen como cenizas a nuestros pies.

Alguien preguntará, "¿Cómo puedo someterme a su voluntad?" Este es el acto del creyente que se coloca a sí mismo en el altar de Dios. "Y andas en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante." (Efesios 5:2) La ofrenda de olor fragante de que se habla aquí es el holocausto continuo. Aquel holocausto jamás carecía de un cordero de sacrificio, porque cuando uno era consumido, otro era colocado en su lugar inmediatamente, uno por la mañana y otro a la caída de la tarde. Este holocausto nunca fue instituido como una ofrenda por el pecado, sino más bien, como una ofrenda de alabanza. Al cristiano se le implora que se dé a sí mismo como sacrificio vivo, como un holocausto continuo (Romanos 12:1-2), proclamando las alabanzas dé Aquel que lo "llamó de las tinieblas a su luz admirable." (1 Pedro 2:9)

(3) ¿Cuándo? ¿Cuándo toma posesión el Espíritu? ¿Cuándo controle El al creyente? Tan pronto como el creyente se rinda a El para hacer su voluntad.

¿Hay un cierto número de pasos que uno debe tomar a fin de lograr nuestro sometimiento? No. ¿Cuáles son entonces los requisitos, para el sometimiento total a la voluntad de Dios? Para algunos, quizás, signifique la muerte del propio yo; para otros, la obediencia al llamado de Dios; y aun para otros, el  abandono de la práctica del pecado, etc. Todo lo que sea nece­sario para lograr nuestra sumisión total a la voluntad de Dios. ¡Este es el requisito!

(4) ¿Por qué? ¿Debiera el creyente alguna vez hacer esta pregunta? ¿Hay necesidad de que seamos "llenos" del Espíritu? Nosotros contestamos que "sí" a ambas preguntas. Algunos cristianos no comprenden que hay algo que se llama ser “lleno" del Espíritu: y por consiguiente, los tales son espiritualmente impotentes. Además del mandamiento de Dios de que seamos "llenos" del Espíritu, nos damos cuenta de que dicha condición es indispensable para disponer de poder en la vida y en el servicio, no para ganancias egoístas, sino para la gloria del Señor Jesucristo y para ganar a los perdidos.

(5) ¿Cuáles son los resultados? Aquellos que han sido verdaderamente "llenos" del Espíritu revelan estas características:

(a) Ellos reflejan a Cristo.
(b) Ellos convencen al mundo.
(c) Ellos aman la Palabra.
(d) Ellos están llenos de poder.
(e) Ellos están llenos de vida.

*Diferencias entre el bautismo y la llenura:

El bautismo del Espíritu.

1. Tiene que ver con el cuerpo.
2. El bautismo es externo.
3. Todo creyente es bautizado con el Espíritu.
4. La Biblia no manda ser bautizado con el Espíritu.
5. Es una obra del Espíritu en el momento de la salvación.
6. El creyente es bautizado solamente una vez.
7. Nadie fue bautizado con el Espíritu antes de Pentecostés.

Nota: El bautismo del Espíritu coloca a los creyentes dentro del cuerpo de Cristo, la Iglesia, y es una experiencia automática.



La llenura del Espíritu.

1. Tiene que ver con el individuo.
2. El llenado es interno.
3. Un creyente puede, o no, ser lleno del Espíritu.
4. Todos los creyentes deben ser llenos del Espíritu.
5. Uno puede ser lleno del Espíritu años después de haber sido salvo.
6. La llenura del Espíritu se repite muchas veces.
7. Algunos fueron "llenos" antes de Pentecostés.

Nota: Para servir a Dios como se debe, es indispensable ser llenos del Espíritu.

f. El fruto del Espíritu. "Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley." (Gálatas 5:22-23) El fruto del Espíritu es el verdadero carácter cristiano. Debemos notar que la palabra "fruto" es singular.

La vida de nuestro Señor Jesucristo es el ejemplo más grandioso del fruto del Espíritu. El fruto siempre viene de la vida interior. En las épocas de Navidad, cuando veamos manzanas y naranjas en los arbolitos de Navidad, nosotros sabemos que dichas frutas han sido atadas como adornos a los árboles. Uno no tiene que atar manzanas a los manzanos porque ellas crecen naturalmente en dichos árboles.     Existen muchas religiones sociales que figurativamente están atando manzanas y naranjas a los árboles de Navidad. Ellos pretenden llevar fruto, pero no hay vida interior, porque no tienen el Espíritu.  Sólo tienen el aspecto de la santidad, pero niegan el poder de la misma. Un árbol de manzanas no tiene que trabajar para producir manzanas; simple­mente las cede.  El cristiano no lleva el fruto del Espíritu por su propia labor, sino simplemente da cedimiento al Espíritu.

(1) El fruto en relación al individuo. Amor, gozo, paz
(2) El fruto en relación a los hombres. Paciencia, benignidad, bondad.
(3) El fruto en relación a Dios. Fe, mansedumbre, templanza.

g. El andar en el Espíritu.  "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne." (Gálatas 5:16), Otra manera de traducirlo: "Por el Espíritu sea el andar."  El Espíritu hará el caminar. Una vieja ilustración es el traje de vestir. La persona dentro del traje hace el caminar. La responsabilidad del "traje es colgarse, sujetarse a la persona. Nosotros no debiéramos tener una voluntad propia; sino que, al igual que el traje de vestir, deberíamos asirnos de El y dejarnos llevar. Dondequiera que el Espíritu vaya, vamos nosotros. Su voluntad es la nuestra.

h. La renovación del Espíritu. "Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo," (Tito 3:5)

i. El fortalecimiento del Espíritu. Pablo pide a Dios que El les dé a los efesios, "...conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu." (Efesios3:16)

j. El sembrar para el Espíritu. "No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.    Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna." (Gálatas 6:7-8) Este pasaje no está escrito para los  inconversos, sino para los cristianos. El cristiano puede sembrar para la carne, esto es, vivir en pecado; no obstante, para él, vendrá la hora de la siega y el castigo.

k. La dirección del Espíritu. "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios." (Romanos 8:14)  Algunos interpretan este pasaje, diciendo, que significa que: "Aquellos que en las decisiones de la vida solicitan el consejo del Espíritu, se aseguran con ello de que son hijos de Dios." Ahora bien, es una verdadera bendición pedir y recibir del Espíritu Santo su voluntad en nuestras decisiones, pero esto no es a lo que la Escritura se refiere.   La guía del Espíritu hace; alusión a la dirección que es impartida por el Espíritu Santo a los creyentes que están en el Camino de la salvación.

l. La santificación del Espíritu. "Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas." (I Pedro 1:2)

m. El suministro del Espíritu. "Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación." (Filipenses 1:19)


n. Los dones del Espíritu.

(1) Enumeración de los dones. "No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales... Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro discernimiento de espíritus: a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el misino Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere." (I Corintios 12:1. 8-11)

(2) Concesión de los Dones. Lo primero que quisiéramos destacar es que los dones no son otorgados a las personas a causa de que los han deseado, o han orado por ellos; sino de acuerdo a la voluntad del Espíritu, "...repartiendo a cada uno en particu­lar como él quiere." (I Corintios 12:11)

Quisiéramos enfatizar que los dones fueron dados a fin de verificar las aseveraciones de Cristo y sus discípulos que Jesucristo era verdaderamente el Hijo de Dios; que la antigua dispensación de la ley había llegado a su fin y que la dispensa­ción de la gracia había comenzado.

"¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimiento del Espíritu Santo según su voluntad." (Hebreos 2:3-4) Había ciertamente la necesidad de que Dios verificara esta nueva enseñanza que había sido comenzada por el mismo Señor Jesucristo. El pueblo había estado bajo las tradiciones de la ley por más de mil cuatrocientos años; y por lo tanto, era difícil para ellos comprender que Dios había suprimido el viejo pacto y había establecido el nuevo. Asimismo, aún no se había escrito el nuevo testamento.

Por último, hacemos énfasis en el hecho de que ningún creyente recibe individualmente todos los dones. "Y a unos puso Dios en la Iglesia primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de len­guas. ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones de sani­dad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos?" (I Corintios 12:28-30) La respuesta obvia es, ¡no!

(3) De la utilización de los dones. ¿Cómo debían usarse estos dones? El capítulo trece de I Corintios simplemente declara que ellos debían ser motivados por amor. Pablo, por inspiración del Espíritu Santo, declara que si tuviera todos los dones, y careciera de amor, él no sería nada; su vida sería infructuosa, y sus galardones nulos.

Alguien preguntará, "¿Es el don de lenguas para nuestra época? ¿No dice la Biblia que "...no impidáis el hablar en lenguas?" Este tema será tratado con más detalle en la próxima sección; no obstante, aquí podríamos decir algo al respecto. I Corintios 14:39 claramente expresa: "Así que, hermanos, procurad profeti­zar y no impidáis el hablar lenguas." Pero si el capítulo 14 ha de usarse como permiso para hablar en lenguas, entonces los que hablan en lenguas deben ser gobernados por este mismo capítulo en cuanto al uso que ellos hagan de este don.

Primero, quisiéramos ver lo que I Corintios, capítulo catorce, dice con respecto al uso legítimo de este don:   "Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y sí no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios." (I Cor. 14:27-28) Siempre que el don de lenguas sea empleado, sólo dos o cuando más tres, pueden hablar en un servicio. Esta regla eliminaría muchas prácticas del movimiento carismático de la actualidad.

Lo que sigue en la orden es que el hablar debiera hacerse "por turno" - una persona a la vez. Esto eliminaría aún más el mencionado culto de lenguas, porque a veces hay muchísimas personas, hasta cientos de ellas, haciéndolo al mismo tiempo. Luego las Escrituras dicen que si no hay intérprete, que no se puede hablar en lenguas en absoluto. Más del culto antedicho se eliminaría si se obedeciera este mandato. Finalmente, "Vuestras mujeres callen en las congregaciones." (I Corintios 14:34) Esto prácticamente pone fin a todo culto de lenguas, porque la mayoría de los que lo participan son mujeres.

Muchos querrán rebelarse al pasaje citado, diciendo que éste no quiere decir "lenguas," sino el uso de la lengua. Si no significa "lenguas", se refiere a todo, incluso las lenguas, cuando dice que las mujeres permanezcan calladas en las iglesias. Sin embargo, esto hace referencia sólo a las lenguas, porque en otras porciones de este mismo libro de I Corintios se le permite a la mujer que hable y ore en la iglesia. "Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado." (I Corintios 11:5) "Profetizar" significa "predecir", o "declarar"; por tanto, a la mujer se le permite declarar la Palabra de Dios en la escuela dominical, en el campo misionero, etc.

(4) De la retención de los dones. ¿Podría ser posible que Dios retenga muchos de los dones de los creyentes de hoy, que El había otorgado al principio? Esto no sólo es posible, sino que es inevitable. En I Corintios 13:8-10, el Señor declara, "El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará."

Recordemos que I Corintios 13 está hablando acerca de los "dones" del Espíritu cuando dice que las profecías se acabarán. Esto no significa que algunas de las profecías dichas por los siervos de Dios, como las registra la Biblia, dejarán de cumplir­se; sino que el don de la profecía algún día será retenido. Cuando dice que "cesarán las lenguas", no significa que en alguna fecha futura todas las lenguas serán silenciadas, sino que el don de lenguas será retenido. Y cuando dice que "la ciencia se acabará", no significa que habrá un momento en que el conocimiento habrá dejado de existir, sino que el don de la ciencia espiritual será retenido. (I Corintios 13:8) Véase: I Corintios 12:8.

¿Cuándo serán retenidos los dones de profecía, lenguas y ciencias? Cuando "venga lo perfecto." Esto no está hablando de la segunda venida de Cristo, sino más bien, cuando sea dada la revelación completa de la Palabra de Dios. ¿Tenemos nosotros la revelación completa de Dios en la actualidad? Ciertamente que sí. Cuando el apóstol Juan escribió, "La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén." (Apocalipsis 22:21), la revelación total de Dios se había comple­tado, y aquello que es perfecto había venido.

*Puesto que tenemos la Santa Biblia completa, los dones de profecía, lenguas, y ciencia se han acabado. Ellos han sido retenidos y no son para esta época.

En Efesios 4:11, leemos: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros." Por esta revelación más reciente que la de 1 Corintios, notamos que no se menciona ninguno de los dones milagrosos, como estaban mencionados en I Corintios 12, 13 y 14. Hoy, no hay más necesidad de los dones milagrosos, porque nosotros ya tenemos la revelación completa de Dios. El hijo de Dios es bendecido en mayor medida por tener la Santa Biblia que si tuviera todos los dones milagrosos.

Algunos sostienen que nosotros necesitamos estos dones para señal de que somos "llenos" del Espíritu. Es verdad que Dios otorgó estos dones milagrosos como señales; sin embargo, no fueron dados para indicar la llenura del Espíritu, sino para la confirmación del apostolado de Pablo (II Corintios 12:12); para la confirmación de Pablo a los gentiles (Romanos 15:18-19); para la confirmación de la salvación por medio de Cristo {He­breos 2:3-4) y para la confirmación de la Palabra (Marcos 16:20). ¿Necesitamos nosotros estos dones hoy para confirmar la Palabra, el Evangelio, y el apóstol Pablo? No, porque han sido confirmados por casi dos mil años de la historia de la Iglesia.

(5) De los dones restantes. "Y ahora permanece la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor." (I Corintios 13:13) Todo cristiano posee estos tres dones. El creyente, al ser controlado por el Espíritu Santo, debe utilizarlos.

o. El testimonio del Espíritu. "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios." (Romanos 8:16)

La ley declara que en la boca de dos testigos la verdad será confirmada. Por tanto, tenemos los dos testigos que declaran que somos hijos de Dios. Ellos son el Espíritu Santo y nuestro espíritu. ¿Cómo da testimonio de nuestra salvación el Espíritu Santo? Mediante la Palabra. ¿Cómo da testimonio nuestro espíritu? ¿A través de nuestros sentimientos, o de nuestra conciencia? No. Los sentimientos son engañosos. Nuestro espíritu da testimonio por la fe en la Palabra de Dios. La Palabra de Dios declara nuestra salvación cuando creamos en ella, cuando nosotros confiemos en Cristo. Por consiguiente, el Espíritu da testimonio "junto con" nuestro espíritu.

p. De la unción del Espíritu. "Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas... Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él." (I Juan 2:20-27)

La palabra "unción" y "ungimiento" son de la misma palabra griega. En las Escrituras, el "ungimiento", tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, se efectuaba para algún servicio. Los reyes y los sacerdotes eran ungidos para el servicio especial que debían prestar. Cristo fue ungido (Hechos 10:38) El nombre mismo, el "Cristo," significa "el Ungido." El es el Ungido de Dios como Profeta (pasado), Sacerdote (presente) y Rey (futuro).

El creyente en Cristo recibe el ungimiento para el servicio cuando es nacido de nuevo. El ungimiento del Espíritu no es para unos pocos privilegiados. Todos los creyentes son ungidos, "...vosotros recibisteis." El ungimiento del Espíritu se efectúa una vez para siempre, "...permanece en vosotros." No hay lu­gar en las Escrituras donde se diga que uno recibe el ungimiento de nuevo. Las falsas religiones podrán tratar de alejarnos de Cristo, de inducirnos a que nos apartemos de nuestra fe; pero nosotros, habiendo oído los argumentos de sus persuasiones, no cedemos, porque tenemos la unción del Espíritu. "... Y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe."

q. Del servicio aceptable a Dios. "Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios, y nos gloria­mos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne." (Filipenses 3:3) Para ser aceptable ante Dios, nuestros esfuerzos tienen que ser dirigidos por el Espíritu. No es que uno sirve a Dios con sus manos, pies y labios; sino que, el Espíritu hace todo, a través de nuestras manos, pies y labios.

r. De la comunión del Espíritu. "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén." (II Corintios 13:14) La palabra "comunión" podría traducirse "compañerismo," o "asociación." Por lo tanto, "comunión" significa "participar, tomar parte, y compartir." La comunión del Espíritu Santo y de los cristianos se concentra en la persona de Jesucristo.

s. De la oración en el Espíritu. "Y de igual manera el Espíritu       nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque con­forme a la voluntad de Dios intercede por los santos...” (Romanos 8:26-27)

¿Es erróneo orar al Espíritu Santo?   La Biblia no nos ordena hacerlo, a pesar de que El es un miembro de la Trinidad.

t. De la batalla del Espíritu.   "Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis." (Gálatas 5:17)

u. De la enseñanza del Espíritu. "Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios." (1 Corintios 2:10)  El Espíritu Santo revela su palabra solamente a los creyentes que han nacido de nuevo, y no a los que están fuera del cuerpo de Cristo. El hombre, sin el Espíritu de Dios, no puede aprender las verdades de Dios. (1 Corintios 2:14)

5. El Espíritu Santo y las Escrituras.

a. Inspiración. “Toda la Escritura es inspirada por Dios..." (II Timoteo 3:16)   El significado literal de "inspirada" es "exha­lada," o "del aliento de Dios," Ninguna profecía es producto del ingenio propio del hombre.   Nosotros creemos en la inspiración verbal de la Palabra de Dios. Las palabras, no meramente los pensamientos, son inspiradas, de la manera que fueron dadas por Dios en el idioma original. Alguien preguntará, "¿No usó Dios a instrumentos humanos?"    Sí, pero el uso de instrumentos humanos no la rebajan como la Palabra de Dios. Cuando leemos el Pentateuco, nosotros no leemos las palabras de Moisés, sino que leemos las palabras de Dios.    Véanse: I Cor. 2:12-13; 10:11; Rom. 4:20-25; 15:4.

b. Ilustración. La mejor manera de estudiar la Biblia es conociendo a su Autor,   El mejor intérprete de la Biblia es el Escritor, el Espíritu Santo. Así como el Señor Jesucristo hizo conocer las Escrituras a los discípulos, de la misma manera el Espíritu Santo lo hace para nosotros en la actualidad. (I Cor. 2:9-14)

6. El Espíritu Santo y los pecados contra El.

a. Contristando al Espíritu.  "Y no contristéis al Espíritu Santo  de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la reden­ción." (Efesios 4:30) Contristar tiene que ver con el amor. Las personas que no nos aman nunca podrían contristarnos. El Espíritu Santo se contrista por nosotros porque El nos ama.

b. Mintiendo al Espíritu. "Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo? (Hechos 5:3) Ananías mintió a la Iglesia, el templo del Espíritu Santo. También nosotros podemos mentir al Espíritu Santo. Podemos pronunciar una mentira. Algunas veces en una reunión emocional las personas dedican sus vidas a un servicio cristiano específico, pero poco después, ellas descuidan esa decisión. Esto es mentir al Espíritu Santo.

c. Apagando al Espíritu. "No apaguéis al Espíritu..." (1 Tesalonicenses 5:19) "Apagar" significa "extinguir." Véase: Números 11:28-29.

d. Resistiendo al Espíritu. "Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo." (Hechos 7.51)

e. Insultando al Espíritu. "¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios..., e hiciere afrenta al Espíritu de gracia." (Hebreos 10:29)

f. Blasfemando contra el Espíritu. Este es el llamado pecado imperdonable que encontramos en Mateo 12:31-32 y Marcos 3:29-30. Si la gracia de Dios, la cual perdona todos los pecados de la humanidad, no perdona éste, entonces debe ser un pecado verdaderamente insólito. El asesinato no es el pecado imperdo­nable. La incredulidad no es el pecado imperdonable. ¿Dónde estaríamos nosotros si esto fuera cierto? El rechazo de Jesucristo no es el pecado imperdonable; sin embargo, el hombre que rechaza a Cristo y se muere sin El, se pierde irremediablemente. El Espíritu no se esfuerza por el hombre después de la muerte. Su rechazo al final no fue imperdonable, sino imperdonado.


Debemos distinguir entre las siguientes palabras:

(1) "imperdonado." e "imperdonable,"
(2) "Inexcusado," e "inexcusable,"
(3) "Insalvo," e "insalvable."

Creemos que la blasfemia contra el Espíritu Santo, que algunos denominan "imperdonable," era un pecado dispensacional; y que fue limitado a los treinta y tres años durante los cuales Cristo estuvo en el mundo. Dios no comisionó jamás a ningún hombre que fuera y predicara el mensaje de salvación a algunos hombres a quienes El no quería a salvar. Véase: Marcos 16:15.

¿Ha sido salvado alguno que ha cometido la blasfemia? Sí, el apóstol Pablo, "...habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad... Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna." (I Timoteo 1:13,16)

La palabra "hable" en Mateo 12:32, y en Marcos 3:30 son las clavas de la interpretación correcta del asunto.

7. Los símbolos del Espíritu Santo.

a. La Paloma. "También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él." (Juan 1:32) El Espíritu no descendió sobre ningún otro de esta manera. En Génesis 1:2, el Espíritu Santo es descrito moviéndose sobre la faz de las aguas, como una paloma cobijando sus huevos para empollarlos. La paloma es un ave limpia, benigna, y muy particular con respecto a su comida. Así también los que son del Espíritu. Nosotros debemos ser "...sencillos como palomas." (Mateo 10:16) La Palabra de Dios nos da una descripción de la ira del Hijo, pero nunca de la ira del Espíritu Santo.

b. El agua. "Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mí Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos." (Isaías 44:3) Véase: Juan 7:38-39. Lo que el agua significa para los labios sedientos, y lo que la lluvia significa para la tierra seca, es lo que el Espíritu significa para el individuo. No hay nada que calme la sed mejor que el agua. No hay nada, ni nadie que satisfaga el anhelo del corazón como el Espíritu Santo.

c. El Aceite. "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá." (I Samuel 16:13) Véanse: Isaías 61:1; Hechos 10:38. Cuando el sacerdote fue ungido con aceite, la sangre de su ofrenda fue puesta en: (1) su oreja derecha - debía siempre oír la Palabra de Dios; (2) su dedo pulgar derecho -sus labores debían ser para la gloria de Dios y (3) el pulgar de su pie derecho - él debía caminar con Dios. (Lev. 8:12,22-24)

d. El viento. "Y me dijo: Profetiza al Espíritu, profetiza hijo de hombre, y di al Espíritu: Así ha dicho Jehová es el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos y vivirán... Y pondré mi Espíritu sobre vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová, hablé, y lo hice, dice Jehová." (Ezequiel 37:9-14) Véase: Juan 3:3-8. El viento sugiere actividad. No podemos ver al viento, sin embargo es poderoso. La visibilidad no puede restringir la acción. El viento también habla de "limpieza." (Job 37:21)

e. El fuego. "Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos." (Hechos 2:3) El fuego es un símbolo para el Espíritu de Dios. Tal como el fuego, el Espíritu Santo purifica, consume, calienta, prueba, ilumina y da energía.

f. La investidura. "Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre (cubrió como un vestido a) Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él." (Jueces 6:34) La investidura habla de la protección, del cubrimiento. El Espíritu es nuestra protección.































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